lunes, junio 05, 2006

Perdóneme Padre

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Perdóneme Padre, porque he pecado.

Todo comenzó hace unas semanas, cuando llegó la comuna de teatro húngara, rumana, búlgara y demás allá; vinieron muchas chicas, Padre, y deseé comerme todo lo que tenían, sus magdalenas y sus tostadas, porque en mi bandeja, la de la mesa coja, solo estaban las tarrinas de mantequilla caducada y las galletas revenidas de María Fontaneda.

Internet se fue durante 3 días con Margarita de vacaciones a Turón, porque aunque ella presuma que estuvo en Italia y por muchos periódicos que no haya traído, hay testigos que afirman haberla visto. Durante esos días sin Internet debía terminar el trabajo del folklore y estaba claro que era un castigo de Nardo, prometí rezarle y dedicarle un espacio en el blog, Internet volvió.

Perdóneme padre porque maldije esta residencia por tener esas paredes tan finas y al “Enamorao” de vecino; ya no juega al ‘pro’, ahora de da por un arcade de músiquina extraña y cada vez que suena hace moverse a las arañas, que salen de detrás de mi radiador y suben por la pared buscando la salvación; después de todo, hay vida inteligente en mi habitación.

Un día escuché el ‘hadouken’ y casi salto de la silla, intenté un – Media luna patada, media luna patada – pero no hubo manera, el tabique abajo y pa encima me quedé sin bonus.

Perdóneme padre porque amenacé con el puño al Cristo del cuadro, culpable sin duda de que yo tenga unos horarios tan estrictos y un servicio de lavandería ‘independiente’; la última vez se retrasó hasta el punto de tener que ir a preguntar a Lobatón, quién sabe dónde está mi ropa, Paco (Pepe no, Lobatón) me respondió: – chaval, no encuentro *el carro de Manolín, ¿piensas que voy a buscar 4 calzoncillos rotos?

Lo siento porque, ahora se la verdad, esas gigaturbinas que suenan, padre, haciendo temblar el suelo, no son de la lavadora, son de la nave espacial con la que llegó a la Tierra el Sheriff, ¡qué agradable era los 2 primeros días!, ahora ni saluda.

Pobres enanitos, los que lavaban la ropa frotando entre las piedras del Pisuerga, con el recorte de plantilla ya no pueden traerla a tiempo.

Pues sí Mateo, digoooooo padre, ¿para qué fingir más? En verdad soy yo, el de las zapatillas rojiblancas, ya podemos salir del confesionario que esta residencia se parece cada día más a Gran Marrano, y lo digo por lo que veo en los lavabos, no por el programa de la tele. A estas alturas ya sabrás que el recorte de plantilla nos implica a todos porque nos cierran Santuario…

La gran aventura de la Residenciación.

De los manuscritos del Belardes al Imperio Santa Cruz.

10:37 Belardes

- Me llamo Luís, y soy cura -…..

…Continuará… cuando vuelva internet

(* No tengo aquí la foto del frikimovil)

 

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