Recuerdo tu nombre y tu apellido. Fuimos, en 3º de la ESO, a la misma clase. Pero eso no es noticia, ya es del siglo pasado.
Después de muchos años, nos vimos en el autobús, tres veces; la última vez había sido en Oviedo al bajar del tren, tú ibas, probablemente, a cualquier Facultad, yo iba, mayormente, a la oficina de INSEC.
Ahora casualidad, en el autobús, tú ibas, probablemente, a tu casa, yo iba, hambrientamente, a la mía. Al vernos, nos saludamos. Eso sí es noticia, pocas personas se saludan después de tanto tiempo, nunca fuimos amigos ni hablábamos mucho. Tú tímida y yo tímido, cada uno con sus compañer@s.
Días después me subí al 12, ya no me acuerdo si era de día o de noche, sólo te veía a ti [soy un melifluo (aprendí ayer esta palabra) de mierda].
- hola, ahora siempre coincidimos en el autobús – te dije. Dos veces en un mes, yeah, es casualidad (tono irónico).
La tercera vez, dejé pasar el 1, al momento llegó el 12 y dentro estabas tú, eso ya era un patrón, aunque no tengo clara la hora exacta. - Hola, hacía tiempo que no coincidíamos. – Te comenté. ¿Qué clase de acosador soy?, Me gustaría preguntarte por qué coges siempre ese autobús, de dónde vienes, y explicarte el por qué yo solo me subo a veces y las vueltas que ha dado, que dio, mi vida. Aunque eso, probablemente, te obligaría a regresar en taxi el resto de tu vida para no volver a verme.
Es que ante todo, precaución, hay mucho pervertido en los autobuses.
Pero eso da igual, tú no recuerdas mi nombre ni mi apellido.
Después de muchos años, nos vimos en el autobús, tres veces; la última vez había sido en Oviedo al bajar del tren, tú ibas, probablemente, a cualquier Facultad, yo iba, mayormente, a la oficina de INSEC.
Ahora casualidad, en el autobús, tú ibas, probablemente, a tu casa, yo iba, hambrientamente, a la mía. Al vernos, nos saludamos. Eso sí es noticia, pocas personas se saludan después de tanto tiempo, nunca fuimos amigos ni hablábamos mucho. Tú tímida y yo tímido, cada uno con sus compañer@s.
Días después me subí al 12, ya no me acuerdo si era de día o de noche, sólo te veía a ti [soy un melifluo (aprendí ayer esta palabra) de mierda].
- hola, ahora siempre coincidimos en el autobús – te dije. Dos veces en un mes, yeah, es casualidad (tono irónico).
La tercera vez, dejé pasar el 1, al momento llegó el 12 y dentro estabas tú, eso ya era un patrón, aunque no tengo clara la hora exacta. - Hola, hacía tiempo que no coincidíamos. – Te comenté. ¿Qué clase de acosador soy?, Me gustaría preguntarte por qué coges siempre ese autobús, de dónde vienes, y explicarte el por qué yo solo me subo a veces y las vueltas que ha dado, que dio, mi vida. Aunque eso, probablemente, te obligaría a regresar en taxi el resto de tu vida para no volver a verme.
Es que ante todo, precaución, hay mucho pervertido en los autobuses.
Pero eso da igual, tú no recuerdas mi nombre ni mi apellido.