miércoles, junio 11, 2008

Por un puñado de dinares


Algunos párrafos de mi discurso sobre la exposición del viaje a Túnez; para la asignatura de 'Expresión Oral'.

Por un puñado de dinares.

H0la! Muy buenas tardes; gracias a todos por venir… bueno… todos, todos… gracias a los que estáis aquí, valientes.

Hoy voy a trataros como si fuerais mi familia. Somos todos una gran familia, felices, alegres, a ver esas caras… uy uy, cuánta falsedad…. Bien, y yo seré ese primo lejano, hermano de la cuñada, sobrina del yerno de aquella tía que vive en Santiago de Chile.

Ese familiar, en definitiva, que solo se deja ver cuando tiene algo que restregaros por la cara, con malicia. Aparece en la puerta de vuestra casa con su proyector y diapositivas infinitas, tal día como hoy, cuando ya estabais pensando en ir a tomar el sol a la playa, llevar a los niños al parque… y os pone, todas y cada una de las fotografías de su último y genial viaje.


¡Preparaos pues, para pasar una tarde fantásticamente entretenida! Aunque… hoy ya empezamos mal, no veo por ningún lado el café y las pastitas…


¿Ligar yo? Buff!!, el doble que en Valladolid, aquí nada, en Túnez, nada de nada.

Claro, los amigos alentándote, eres el único sin pareja de la habitación, si necesitas la llave para algo… ya sabes etc. Sales a comerte el mundo… sí, los mocos.

Al menos de hombre… porque cuando me disfracé de mujer… oye… ¿cómo se podía desetiquetar uno del Tuenti?

Cuando estaba en la discoteca dándolo todo con mi minifalda y mis coletitas, alguien se me acercó y me tocó el hombro… es lo que tiene ver a una morena, sola, en medio de la pista, pero cuando se fijó en mi cara… vale… no soy George Clooney (Ni Naomi Watts) pero creo que él buscaba otro tipo de persona.

Después empezó el cachondeo… bueno, se acrecentó, porque lo que venía siendo la noche… menuda noche… con el “Caperucita ¿Dónde está tu lobo?”.

Nuestro guía, Nadder, nos había dicho que los bereber son muy hospitalarios, y tanto oye, iba el tío con toda naturalidad, entraba a las habitaciones de estas casas, cogía comida… nos la ofrecía a todos y ale, a desalojar la despensa, ¿seríais vosotros capaces de permitir que entrasen en vuestras casas, decenas de extranjeros al día? ¿Y que se asomaran a cada cuarto, para que comentasen: fíjate qué cortinas tan horteras…? ¿Y os vaciaran la nevera? sí… al marchar, que pagaran la voluntad… ¡¡y la comisión de llevar allí a todos los turistas!!

Pero con todo, eso de que te pidan dinero por cualquier cosa, es un tópico. Cuando un amigo le preguntó a un hombre cuántos dromedarios ofrecía por su novia, la conversación fue algo así: (perdonad mi pronunciación).

How many camels for her?

For her? No, no, for you, for you 20 donkeys.


Eso sí, ibas paseando por la calle, lo mismo daba si era por Port Kantaoui, por el zoco de Sousse, la ciudad, o por cualquier mercadillo, que todos te decían lo mismo.

“Hola, hola, pepsi cola”, “caracola”.

“Más guapa que la Pantoja”, -menos mal-, pensarían ellas.

Y sobre todas las frases, la pregunta del millón: “Real Madrit o Barselona?” – y les respondes –Asturias- (con gesto solemne) se quedan pensando (gesto) – ¡Aaahh…. Barselona!-


Allí, en el zoco, a la hora de regatear, es donde un hombre se siente útil, dos o tres chicas lo rodean, ellas regatean, y si el mercader se enfada, a quien mencionan es a mi madre.

Durante la noche temática, vimos espectáculos con fuego, caballos, serpientes… en esa cena tunecina, entre que llegaban los malabaristas, te sacaba a la pista la bailarina del vientre… te ponían una cachimba… cenar, lo que se dice cenar… no sé, pero la peonza de vino…

Porque… yo no bebo… ni fumo… ni… ejem, ejem… pero estás en otro país y… claro, tienes que probar cosas nuevas:

Montamos en carros tirado por caballos, fumamos en pipa y bebimos un licor afrodisíaco, incluso tuvimos tiempo para el bricolaje. El colmo es que haya tenido que aprender a bailar la Macarena en Túnez.


Conducen como animales, de un carril sacan 4, aunque son felices, vas en el autobús turista, los saludas, y ellos te responden con la mano (gesto y cara de felicidad, amago de chocar, seguir saludando) pero estoy yo bueno para hablar… Es la repanocha, 3 años y medio con el carné de conducir… y voy a tener mi primer accidente en dromedario.


En una de estas montañas arenosas, mi dromedario comenzó a sufrir, chillaba y se quejaba, se quedó un poco rezagado del líder, sus patas traseras empezaban a hundirse en la arena hasta que se doblaron, y mi montura empezó a escurrirse hacia atrás. El animal intentaba correr, yo agaché la cabeza como si estuviera en un sprint, “vamos bonito, vamos bonito”, le decía, pero la silla se resbalaba, y yo aferrado a ella. ¿A qué me voy a agarrar si estaba en medio del desierto? No puedo disimularlo más. Me caí. Me caí de un dromedario a las puertas del Sahara.

2 comentarios:

Unknown on 15 de junio de 2008, 21:45 dijo...

Con un solo Martini no te dará para nada, es todo ir acostumbrándote al alcohol.
Y a lo caricaturizarte te vas acostumbrando, hay cosas peores

Si me dices serie,... on 17 de junio de 2008, 23:33 dijo...

Pues a ver si es verdad que siges con la historia, a este paso ya no me acuerdo de ti ni de la chica ni del bus ni de na´!

Mira que como tardes te suplanto y me pongo a escribirla yo eh!

Que derechos de autor no hay por ningun lao´.... ¿no? :S

 

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